martes, 9 de febrero de 2016

¡Cómo recibir un milagro el día de HOY!


7 de Febrero

¡Lo recibo por la fe en Tu Palabra!

Por Riqui Ricón*

Porque en ti, oh Jehová, he esperado; Tú responderás, Jehová Dios mío (Sal 38.15).

Quiero invitarte hoy a que cierres tus ojos y te hagas la siguiente pregunta: ¿Creo que Dios es digno de confianza? Contestar esta pregunta con toda honestidad, te ayudará a ubicar tu posición respecto a tu Padre celestial.

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).

Ser un creyente significa tener fe y esto, a su vez, significa tener la plena certeza de que Dios es digno de confianza. Es estar convencido de que Dios tiene Palabra de Honor. Toda, absolutamente toda, tu relación con Él se basa en la confianza y esto es lo que la fe es: creerle a Dios, creyendo a Su Palabra.

Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla (Num 23.19-20).

¡Dios no puede mentir! Toda Palabra que sale de la boca de Dios tiene en sí misma todo el poder para hacerse cumplir.

Es por esto que, en este día, puedes estar plenamente seguro(a) y acercarte confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (He 4.16). Si Dios lo dijo, entonces ¡Él te va a responder!

Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron (He 4.2).

La lectura del día de hoy nos enseña, en la carta a los Hebreos, que las personas no logran recibir las promesas de Dios por causa de su incredulidad a la Palabra de Dios. Esto no quiere decir que Él se enoja por esto y decide no cumplir Su Palabra a quiénes así proceden. ¡No! ¡De ninguna manera! ¡Dios no puede retirar Su Palabra!

Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come,  así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié (Isa 55.10-11).

Lo que sucede es que todas Sus promesas sólo se reciben por fe, creyéndole a Él. Por eso la única forma de agradarle es con tu fe. Dios te ama y te quiere bendecir, y te ha dado la fe como el vehículo o la herramienta para RECIBIR.

para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados (Hch 26.18).

Ahora bien, si tú has confesado a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu Vida, entonces, has Nacido de Nuevo y ahora eres un(a) Hijo(a) de Dios. Por lo tanto, eres un(a) creyente y tienes fe para recibir.

Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios…  Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 5.1a, 4-5).

Así que, tienes la victoria sobre este mundo por medio de la fe en Cristo Jesús.

Recuerda siempre que Él te ama tanto que prefirió ir a la cruz antes que perderte a ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Ahora tu relación con Él ya no es la de una creatura con su creador sino la de un(a) Hijo(a) con su Padre. Pues, eso dice la Biblia que ahora eres tú: un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios tu Padre.

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jua 3.1 BAD).


Así que, cualquiera que sea tu necesidad el día de hoy, sin importar la clase de reto, aflicción o enfermedad que estés enfrentando, ten por seguro que tu Padre celestial puede y quiere ayudarte. Teniendo esta certeza, acude a las promesas que Él te ha hecho en la Biblia y utiliza tu FE para recibir tu milagro en este día.
 

Si puedes creer, al que cree todo le es posible.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, una vez más, quiero darte las gracias por Tu gran Amor con que me amas. Señor Jesús, por lo que hiciste por mí, hoy puedo estar seguro(a), sin importar cuáles sean las circunstancias que enfrento, que ¡Tú, mi Padre, me responderás! Yo he creído y conocido Tu Amor. Sé que Tu Palabra, la Biblia, es la Verdad y he decidido confiar plenamente en Ti. Por lo tanto, echo fuera de mi vida toda duda, temor y ansiedad. Declaro que soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. ¡Soy nueva creación! Las cosas viejas pasaron, he aquí que todas son hechas nuevas en mi vida. En el nombre de Jesús, yo le llamo a la sanidad y a la salud de mi cuerpo; llamo a la estabilidad emocional en mi vida, pues ahora sé quién yo soy: le llamo a mi libertad financiera. Creo y declaro que soy la persona que Tú, mi Dios y Padre, dices en Tu Palabra que yo soy. Soy libre y dichoso(a), pues el Todopoderoso está conmigo. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo! Y, por la Sangre de Jesús, soy dichoso(a) para vivir una vida plena y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por esta Nueva Vida en Plenitud que ahora tengo. Gracias por mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias por mi prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. ¡Tú, mi Dios y Padre, me responderás! ¡Lo recibo! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Febrero 7                             Heb 3.1-4.13 /  Gen 48 /  Sal 38

 



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