sábado, 30 de agosto de 2014

¡Cómo puedes tú adquirir la Vida Eterna!

 

25 de Agosto

¡Sólo creyéndole a Dios, tu Padre!

Por Riqui Ricón*

Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás… Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera… De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna (Jn 6.35, 37, 47).

La palabra Evangelio significa buenas noticias y eso es lo que leerás el día de hoy, en tu Programa de Lectura La Biblia en un Año: ¡Buenas Noticias! ¡Tú has venido a Jesús y Él jamás te echará fuera! ¡Tú eres Eterno(a)! ¡Dios lo ha prometido!

Pon atención, pues la Escritura no dice si te portas bien o si haces obras de justicia. Sólo se te pide una cosa, venir a Jesús creyendo en Él, o mejor dicho creyéndole a Él, creyendo Su Palabra.

Que conste que venir a Jesús creyendo no significa que puedes portarte mal o hacer obras de injusticia sino todo lo contrario pues, De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre (Jn 14.12).

Ésta es una declaración contundente de Jesús sobre tu vida pues no da opción a preguntarte si quieres, sino que afirma enfáticamente, el (la) que en mí cree hará lo que yo hago y aún más.

Así que, la vida en el Reino de Dios se trata primero de creer para luego actuar. Primero necesitas SER lo que Dios dice que eres para luego hacer lo que Dios dice que hagas.

Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta (Sgo 2.26).

Así es, tú fe tiene que producir obras de justicia, sin embargo, primero tiene que ser la fe. Primero recibes la certeza, la plena convicción, de que Dios es Honorable y no puede mentir, por lo tanto Su Palabra es Verdad. Quizá para ti esto suene muy lógico y totalmente correcto, pero ¿estás realmente consciente de lo que significa? Significa tener la certeza, la plena convicción de que tú ERES, exactamente, la persona que Dios dice en Su Palabra que ahora tú ERES, ni más ni menos.

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (He 11.1).

Esto es la fe: ¡Creerle a Dios creyendo Su Palabra!

Entonces, venir a Jesús creyendo Su Palabra produce forzosamente un cambio en tu vida, produce fruto, ya que, escrito está, Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios… Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 5.1, 4-5).

Esta es la Palabra de Dios. Esto dice la Biblia. No importa si el día de hoy no te sientes ni te percibes a ti mismo(a) como un(a) vencedor, pues esto no depende de tus emociones ni de tu apreciación. Depende sólo y exclusivamente de la Palabra de Dios.

Dios no es un hombre, por lo tanto no miente. Él no es humano, por lo tanto no cambia de parecer. ¿Acaso alguna vez habló sin actuar? ¿Alguna vez prometió sin cumplir? Escucha, yo recibí la orden de bendecir; ¡Dios ha bendecido, y yo no puedo revertirlo! (Num 23.19-20 NTV).

Así es, si Dios lo ha dicho en Su Palabra, entonces Él lo va a cumplir; si Dios lo ha hablado en la Biblia, entonces Él lo va a ejecutar.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Ahora bien, existen dos frutos fundamentales que debes establecer con tu FE y jamás olvidar, lo primero es que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.

Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos! Pero la gente de este mundo no reconoce que somos hijos de Dios, porque no lo conocen a él (1 Jn 3.1 NTV).

Y segundo, por medio del sacrificio de Jesús todos tus pecados fueron pagados, fuiste perdonado(a) por Dios y ahora Él te llama Su propio(a) Hijo(a) y eso es lo que tú ahora eres, un(a) auténtico(a) y legítimo(a) Hijo de Dios Nacido(a) de Nuevo.

Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo (1 Jn 4.4).

¡Buenas Noticias! Ahora, en Cristo Jesús, tú eres ya un(a) Hija de Dios Nacida(o) de Nuevo y, por esto, has vencido al mundo. En Cristo Jesús tienes la Victoria sobre cualquier aflicción, problema o enfermedad.

Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia (1 P 2.9-10).

Por el gran Amor con que el Padre te ha amado y por haberle creído a Su Palabra, ahora eres linaje escogido por Dios y has sido trasladado(a) de una vida en tinieblas a Su luz admirable, has sido trasladado(a) de muerte a vida, y no cualquier clase de vida sino la vida plena y abundante de un(a) Hijo(a) del Rey.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

La Vida a la que ahora tienes derecho como un(a) heredero(a) de Dios es, nada más y nada menos que la Vida Eterna.

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).

Todo esto NO significa que no tendrás problemas. En este mundo vas a tener aflicciones pero, en Cristo Jesús, vas a salir más que vencedor(a) de todas ellas y las enfrentarás con plena Paz, pues tienes la certeza, la plena convicción, que Dios tu Padre está contigo para cumplir Su Palabra de Honor.

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro 8.31).

Todas estas Buenas Noticias, este Evangelio, Dios lo ha establecido eternamente para ti bajo un Pacto totalmente Nuevo.

El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero (Jn 6.54).

Comer el pan y beber de la copa que Jesús con Su cuerpo y con Su Sangre te ha ofrecido, significa entrar a la dimensión del Nuevo Pacto que es un mejor Pacto, establecido sobre mejores promesas.

He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado (Jer 31.31-34).

Para poder entrar a la verdadera dimensión de lo que la Vida Eterna significa necesitas comprender que, de acuerdo a la Palabra de Dios, el antiguo Pacto fue invalidado al mostrar su ineficacia para salvar a los hombres pues los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios (Ro 8.7-8).

Como el antiguo Pacto se basaba en hacer obras de justicia Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas (Ro 10.5), ahora Dios establece un Nuevo Pacto en la Sangre de Su Hijo Jesús. Un Pacto de Gracia donde ahora es Él, y no tú, quien hará las obras de justicia: Fue Dios quien dio Su Ley en tu mente y Él la escribió en tu corazón; fue Dios quien se constituyó como tu Padre y ahora tú eres Su Hijo(a); Él perdonó tu maldad y no se acuerda más de tus pecados.

¡Todo lo hizo Él! ¡Sólo por Amor a ti!

Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra (Ez 36.25-27).

La muerte y resurrección de Jesucristo fue un acto soberano del Amor y la Gracia de Dios mediante el cual, con Su Poder y de forma sobrenatural, Él te lavó con Su Palabra; Él te dio un corazón totalmente nuevo; Él te hizo nacer de Nuevo haciendo de ti un espíritu totalmente nuevo (sí, así es, a imagen y semejanza de tu Padre celestial, tú también eres espíritu); y como garantía de este Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús, Dios puso dentro de ti al mismísimo Espíritu Santo.

Esto es lo que significa ser justificado(a), perdonado(a), santificado(a) y perfeccionado(a) mediante el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Significa que ahora tú eres Nacido(a) de Nuevo como un(a) legítimo(a) Hijo(a) de Dios.

siendo renacidos (Nacidos de Nuevo), no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).

Esto es lo que significa ser heredero(a) de la Vida Eterna.

En otro tiempo nosotros también éramos necios y desobedientes. Fuimos engañados y nos convertimos en esclavos de toda clase de pasiones y placeres. Nuestra vida estaba llena de maldad y envidia, y nos odiábamos unos a otros. Pero: «Cuando Dios nuestro Salvador dio a conocer su bondad y amor, él nos salvó, no por las acciones justas que nosotros habíamos hecho, sino por su misericordia. Nos lavó, quitando nuestros pecados, y nos dio un nuevo nacimiento y vida nueva por medio del Espíritu Santo. Él derramó su Espíritu sobre nosotros en abundancia por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Por su gracia él nos declaró justos y nos dio la seguridad de que vamos a heredar la vida eterna» (Ti 3-3-7 NTV).

Es precisamente por el Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús, que ahora tú jamás serás rechazado(a) por Dios sino que has sido hecho(a) aceptable. Tan aceptable que ahora eres Su propio(a) Hijo(a).

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, qué puedo decir a todo esto: si Tú estás conmigo ¿quién contra mí? No escatimaste ni a Tu propio Hijo sino que lo entregaste por Amor a mí. ¿Cómo no me darás juntamente con Él todas las cosas? ¿Quién me acusará si yo fui escogida(o) por Ti? Dios, Tú eres el que me justificas. ¿Quién me condenará? Cristo es el que murió por mí; más aún, es Jesús el que resucitó y está sentado a Tu diestra, Padre, intercediendo por mí. ¿Quién me separará del amor de Cristo Jesús? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti soy muerto todo el tiempo; Soy contado como oveja de matadero. Antes, en todas estas cosas yo, ________ (tu nombre aquí), soy más que vencedor(a) por medio de aquel que me amó. Por lo cual, oh Dios,  estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me podrá separar de Tu Amor, que es en Cristo Jesús mi Señor. ¡Gracias Padre! ¡Lo creo y lo confieso! Por lo tanto, en el nombre poderoso de Cristo Jesús, declaró que soy sano(a) y libre de toda enfermedad o dolencia; creo y recibo la voluntad expresa de mi Padre, Dios Todopoderoso, para ser y vivir prosperado(a) en todas las cosas. Echo fuera de mi vida todo pensamiento de temor y duda resistiendo todo engaño y mentira acerca de mí. Yo soy lo que la Biblia dice que soy. Un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios; especial tesoro de mi Padre; todo lo puedo en Cristo que me fortalece y en todas las cosas, absolutamente todas las cosas, soy más que vencedor(a) por medio del Amor de Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Señor Jesús, hoy me alegro en el gozo y la paz que brindan el ser la persona que Tú dices que soy. Gracias por este Nuevo Pacto en Tu Sangre. Amén.

Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Agosto 25                            Jn 6.22-59  /  1 Cr 24  /  Zac 10

 


 
 

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