lunes, 3 de diciembre de 2012

¿Cómo se deleita Dios?

 
Sábado 1 de Diciembre de 2012.
¡Dios se deleita en ti!
Por Riqui Ricón*
El SEÑOR no se deleita en los bríos del caballo, ni se complace en la agilidad del hombre, sino que se complace en los que le temen, en los que confían en su gran amor (Sal 147.10-11 NVI).
¿Sabías que a Dios se le puede complacer, que se le puede agradar? Antiguamente pensaban que a Dios le complacían la sangre de los sacrificios y las ofrendas quemadas. Hoy en día, aún hay personas que piensan que haciendo algún tipo de sacrificio, en su economía o en sus personas u ofreciendo el sufrimiento que produce alguna tragedia o enfermedad, pueden, de esa forma, agradar a Dios.
¡Nada más lejano a la Verdad que eso! Cuando el rey Saúl pretendió agradar a Dios con sus sacrificios en lugar de obedecer Su Palabra, sólo recibió el rechazo y la destitución de su cargo.
Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey (1 S 15.22-23).
Dios no se deleita en la fuerza del caballo ni se complace en la agilidad del hombre, ni siquiera es la alabanza y la adoración lo que realmente le agrada (como si Él, el todopoderoso, tuviera la necesidad de ser adorado por sus criaturas).
La biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, te enseña claramente que solamente una cosa complace a Dios:
Lo que más me alegra es oír que mis hijos vivan de acuerdo a la verdad (3 Jn 4 PDT).
La fe es creerle a Dios, creerle a Su Palabra, y cuando Dios escucha que tú caminas en la Verdad, la cual es Su Palabra, la Biblia, entonces Él se goza.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).
Así es, mi amado(a), tu fe es lo que complace y deleita a tu Padre celestial. Cuando tú decides creer que eres la persona quien Él dice que eres, Su Hijo(a) amado(a), entonces comienzas a complacer y deleitar a Dios.
Cuando gracias a tu fe (creer lo que dice Su Palabra) comienzas a vivir esa vida plena y abundante que Dios planeó para ti, entonces puedes estar seguro(a) de estar complaciendo y deleitando a Dios.
Pon mucha atención, pues por más victorioso(a) que tú puedas salir de las aflicciones, Dios no se deleita al verte sumergido(a) en problemas o enfermedades, esperando a ver si los puedes resuelves. ¿Qué clase de Padre sería Él? ¡No! Dios se deleita al mirarte encarar la vida con amor, gozo y paz. Dios se deleita cuando tú tienes la certeza de ser un(a) Hijo(a) amado(a), capaz de salir más que vencedor(a) en todas las cosas.
En fin, Dios se deleita al notar que has creído Su Palabra y vives en ella.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Dios se deleita cuando tú realmente crees que Él te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
No es algo que tú tengas o que puedas hacer lo que agrada a Dios, sino lo que tú ahora eres en Cristo Jesús.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).
Cuando, para hacer frente a los retos que la vida te presenta, tú pones en tu boca, mente y corazón la Palabra de Dios y lleno(a) de fe (con toda certeza) declaras: todo lo puedo en Cristo que me fortalece; soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús; mayor es el que está en mí que el que está en el mundo; si Dios es conmigo ¿quién contra mí? Etc., Así manifiestas tu identidad de Hijo(a) del Rey y ¡Entonces es que Dios se deleita en ti!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, quiero decirte este día que creo y recibo todo lo que hiciste conmigo por Amor a mí. Quiero que te deleites con mi fe. Yo te creo, creo a Tu Palabra, la Biblia, y he decidido vivir agradándote, mi Dios. Jesús, Tú eres mi Señor, Rey y Salvador. Todo lo que ahora soy, lo soy gracias a Ti. Por Tu Sangre he sido justificado(a); en Tu muerte Dios, mi Padre, me ha perdonado y por Tu resurrección me has dado Vida Eterna. ¡Por la Ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús me has hecho libre de la ley del pecado y de la muerte! Ahora, ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, no de simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre! Así que, con toda autoridad y para agradarte a Ti, mi Dios,  resisto  al espíritu de temor y duda, echo fuera de mi vida la enfermedad, pobreza, tristeza y depresión. Recibo mi salud, prosperidad, libertad y gozo. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre 1                                     Gal 5.1-15   /  Lam 5  /  Sal 147
 


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