martes, 28 de junio de 2011

Siendo como he sido, ¿cómo estar segura(o) que me irá bien en la vida?

Martes 28 de Junio de 2011.
¡Amor sublime!
Por Riqui Ricón*
Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño. Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad (Mar 9.21-24).
Cuando este padre de familia cuestionó a Jesús si podría hacer algo para ayudarlos, la respuesta es clara y asombrosa por parte de nuestro Seññor: la raíz del problema no es si yo, Jesús, puedo hacer algo por tí, más bien es si tú puedes creer, pues el que cree en mí, al que cree en mi Palabra, todo le es posible.
Dios es Todopoderoso y no hay algo que sea difícil para Él. Además te ama con tan grande Amor que, a pesar de que estabas muerta(o) en delitos y pecados, entregó a Su propio Hijo para pagar en tu lugar y así darte vida juntamente con Cristo haciéndote Su Hija(o).
Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón. Y le daré sus viñas desde allí, y el valle de Acor por puerta de esperanza; y allí cantará como en los tiempos de su juventud, y como en el día de su subida de la tierra de Egipto (Os 2.14-15).
En verdad, el Amor de Dios para con nosotros es tan maravilloso, profundo y exquisito que no dejo de maravillarme de Su Persona. En el libro de Oseas, la vida que llevábamos en pecado y lejos de Dios, se compara a una esposa adúltera que terminó de prostituta y, aun así, Dios, como amante esposo, está dispuesto a perdonar y olvidar y atraernos a Él para hablar a nuestro corazón. ¡Sublime Amor!
Envió desde lo alto y me tomó; Me sacó de las muchas aguas. Me libró de poderoso enemigo, Y de los que me aborrecían, aunque eran más fuertes que yo…   Me diste asimismo el escudo de tu salvación, Y tu benignidad me ha engrandecido. Tú ensanchaste mis pasos debajo de mí, Y mis pies no han resbalado. Perseguiré a mis enemigos, y los destruiré, Y no volveré hasta acabarlos. Los consumiré y los heriré, de modo que no se levanten; Caerán debajo de mis pies. Pues me ceñiste de fuerzas para la pelea; Has humillado a mis enemigos debajo de mí, Y has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas, Para que yo destruyese a los que me aborrecen (2 S 22.17-18, 36-41).
Ahora, gracias a Jesús y lo que hizo por ti en la cruz, eres un(a) Hija(o) de Dios Nacida de Nuevo, puesta(o) sobre tus problemas, enfermedades o circunstancias para que compruebes que la buena voluntad de Dios para contigo es agradable y perfecta.
Así que, la vida en el reino no se trata de lo que tú puedas hacer o tener sino de lo que ahora eres, de quien tú eres por lo que Él hizo por ti. Si puedes creer, al que cree todo le es posible.
Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados (Stgo 5.13-15).
Así de simple, hermoso y sencillo es el Amor de Dios. Él no te ha dejado y nunca te dejará pues, si en verdad te has dado cuenta, ahora Él es tu Padre.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).
Amado Padre celestial, Tu Palabra, la Biblia, que no miente, dice que nosotros hemos conocido y creído Tu Amor. En este momento, una vez más, yo lo recibo. Tu Amor de Padre. Yo soy Tu Hija(o) amada(o) y aunque por las circunstancias del momento yo no me vea o no me sienta así Tu Palabra es la Verdad y yo he decidido creerte a Ti, precioso Señor Jesús. Al que cree, todo le es posibles. Así que, declaro hoy que soy sana(o), libre, prospera(o) y feliz. Le llamo a la vida plena y abundante que como Hija(o) de Dios tengo derecho. Sé que tendré más problemas y aflicciones pero de todas ellas saldré más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús. En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
                                                                                   
Junio   28                               Mar 9.2-50  /  2 Sam 22  /  Ose 2

lunes, 27 de junio de 2011

¿Cómo negarme a mí mismo para tomar mi cruz y seguir a Cristo?

Lunes 27 de Junio de 2011.
¡Tomo mi cruz!
Por Riqui Ricón*
Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.  Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará (Mar 8.34-35).
La religión nos enseña que negarse a sí mismo y tomar la cruz significa aceptar con humilde resignación todas las cosas malas que vienen a nuestras vidas, como las enfermedades, accidentes, pobreza, desintegración familiar, etc., etc. Te enseñan que todo esto es la voluntad de Dios y que, si estás viviendo alguna de estas desgracias será por alguna razón, por algo que hiciste y lo mereces o porque Dios te está dando algún tipo  de lección o probando tu fe. Por lo tanto debes aceptarlo, resignarte y humillarte bajo la poderosa mano de Dios. Con todo respeto, ¡qué disparate!
De acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios, quien no miente, Dios es bueno, su voluntad para contigo es buena agradable y perfecta. Él te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo como el justo pago por todos tus pecados para así no perderte a ti, sino ganarte ara Él, haciéndote justo para perdonar y olvidar todos tus pecados, santificándote y así, crearte de nuevo como un(a) Hija(o) legitima(o) Suya(o).
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Dios no hizo todo esto por amor para luego condenarte, ni para castigarte o maltratarte. ¡De ninguna manera! Él te ama genuinamente y lo ha dicho, lo ha declarado y lo puso por escrito en Su Palabra.
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios;  por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).
El verdadero propósito del plan de salvación o redención de Dios siempre ha sido el mismo: adoptarte como Hija(o). Gracias a Jesús, ya no eres más una criatura, un ser humano imperfecto y pecador, ahora, has sido justificada(o) –hecha(o) justa(o)- por la sangre de Jesús; tu Padre ha perdonado y olvidado todos tus pecados, fracasos y errores; has sido apartada(o) -santificada(o)- para Él y, por el poder del Espíritu Santo, fuiste totalmente regenerada(o), Nacida(o) de Nuevo, como un(a) Hija(o) legítima(o) de Dios.
Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado (Jn 17.23).
Dios, tu Padre, siente por ti lo mismo que siente por Jesús, Él te ama con el mismo Amor con que ama a Su Hijo Jesús pues tú también eres Su Hija(o).
En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo (1 Jn 4.17).
Tú y yo somos iguales a Jesús, por eso el Padre nos ama de la misma manera.
Entonces, ¿cómo nos negamos a nosotros mismos y tomamos nuestra cruz?
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).
La Biblia es muy clara al respecto, sin fe es imposible agradar a Dios. Así que, como Hijos de Dios Nacidos de Nuevo tendremos aflicción en este mundo: problemas, conflictos, enfermedades, amenazas, etc., pero en todos ellos saldremos más que vencedores.
Se trata, pues, de creer que eres quien Dios dice en Su Palabra que eres y una vez que lo creas y lo declares, comenzarás a vivir como tal: amando a tu Padre celestial sobre todas las cosas y amando a tus semejantes como a tí mismo. Lleno de paz, gozo y amor, estarás más que listo para disfrutar la vida plena y abundante que Jesús ganó para ti.
Poner la otra mejilla no te costará absolutamente nada, le darás al pobre y al necesitado con todo tu amor pues es parte de tu naturaleza, Dios te hizo así. Tú eres como Él es: buena(o) y amorosa(o).
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe (1 Jn 5.4).
Gracias amado Padre Celestial por amarme con tan gran Amor. Yo _________ (pon tu nombre aquí) soy Tu Hija(o), legal y genuinamente comprada(o) y rescatada(o) a precio de la Sangre de Jesús. Tu Palabra es la Verdad. La Biblia me define y soy libre para llevar esa vida de victoria sobre el pecado y la muerte que Tú, Jesucristo, adquiriste para mí. Me niego a mí misma(o), a esa vieja naturaleza que está viciada conforme a los deseos engañosos y tomo mi cruz renovándome en el espíritu de mi mente, me visto de la nueva mujer (del nuevo hombre) creada(o) según Dios en justicia y santidad de la verdad. Padre, me someto a Tu Palabra, la Biblia, resisto al diablo y este huye de mí. En el nombre de Jesús. Amén.
Así que, tenlo por seguro, Dios no te ha dejado ni te dejará jamás. ¡Has sido predestinada(o) a ser más que vencedor(a) por medio del Amor de Aquel que te escogió y te salvó, Cristo Jesús! ¡Amén!



*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
                                                                                   
Junio   27                               Mar 8.22-9.1  /  2 Sam 20-21  /  Ose 1

sábado, 25 de junio de 2011

¿Lo recibes por fe????

Sábado 25 de Junio de 2011.
¡Sí, Señor!
Por Riqui Ricón*
Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies. La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio. Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama (Mar 7.25-30).
La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, establece que si tú has hecho a Jesucristo el Señor y Salvador de tu vida entonces has Nacido de Nuevo como un(a) Hija(o) de Dios y, de acuerdo a las Palabras de Jesús, tienes todo el derecho a comer del pan de los Hijos que es la sanidad divina. Ser sano y tener una vida saludable es tu derecho de acuerdo a las Escrituras.
Lo interesante es que muchas Hijas e Hijos de Dios no lo creen así y por tanto lo dejan caer al piso donde alguien que sí crea (aunque no tenga derecho legítimo) lo podrá hacer suyo.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).
Así que, la clave sigue siendo la fe, esto es, creerle a Él, creerle a Su Palabra ya que si Dios lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir; si Dios lo hablo, entonces, Él lo va a ejecutar. La única forma en que puedes agradar a tu Padre, la única forma en que puedes hacerle esbozar una sonrisa de placer, es cuando actúas con fe, manteniéndote constante y persistentemente creyendo que es Verdad lo que Él te dice y te promete en Su Palabra.
Esto es lo que hizo la mujer sirofenicia cuando respondió: Sí, Señor. Le reconoció como Señor, estableciendo que lo que Él dice es cierto, que Su Palabra es la Verdad. No se fue triste, ni avergonzada porque la hubiesen llamado perrillo. Tampoco se hizo la ofendida sino que la certeza de su fe le permitió ser constante y persistente para obtener de Jesús la liberación de su hija.
No es tu alabanza, ni tu adoración, ni tu humildad lo que agrada a Dios sino tu fe.
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gal 2.20).
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios (He 12.1-2).
Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra (2 P 1.1).
Lo hermoso del Evangelio, las buenas noticias, es que en Cristo Jesús no solamente fuimos justificados, perdonados, santificados y regenerados, Nacidos de Nuevo para ser hechos Hijas e Hijos de Dios sino que, además, se nos dio el regalo de la fe.
para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados (Hch 26.18).
Así es mi amada(o), tú y yo tenemos la fe de Jesucristo que es la misma fe que tenían Pedro, Pablo y los apóstoles. Somos Hijas e Hijos de Dios Nacidos de Nuevo llenos de la fe de Jesucristo para agradar a nuestro Padre celestial. Y, ¿cómo le agradamos? Pues, como la mujer sirofenicia, ¡RECIBIENDO POR LA FE en Jesús!
¿Tienes el día de hoy alguna necesidad? Pues encuentra en la Biblia, la Palabra de Dios, las promesas tocantes respecto a dicha necesidad y ve con tu Padre celestial dispuesta(o) a recibir tu milagro por la fe en Cristo Jesús.
Amado Padre celestial, en esta hora estoy dispuesta(o) a recibir y creer ese gran Amor con que me has amado. Soy Tu Hija(o) y tengo derecho a TODO lo que es Tuyo. ¡Gracias! Por ti, amado Jesús, soy sana(o) y soy libre para vivir la clase de vida que Tu deseas para mí. Así que declaro, con mi fe puesta en Tu Palabra, que voy a vivir una vida plena y abundante, prospera(o) y saludable, llena(o) de gozo, paz, amor y felicidad. Nada ni nadie me pueden hacer frente todos los días de mi vida pues Tú, Espíritu Santo, estás conmigo. En el nombre de Jesús. Amén.
¡Sí, Señor!
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
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Junio   25                               Mar 7.24-37  /  2 Sam 18  /  Dan 11.20-45

viernes, 24 de junio de 2011

¿cómo puedo vencer al pecado?

Viernes 24 de Junio de 2011.
¡El Nuevo Pacto, un Nuevo Yo!
Por Riqui Ricón*
Y llamando a sí a toda la multitud, les dijo: Oídme todos, y entended: Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre. Si alguno tiene oídos para oír, oiga…   Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre (Mar 7.14-16, 21-23).
Jesús nos enseña que la clave para la salvación del hombre no está fuera de él sino dentro de él. Era tu corazón, tu yo más íntimo, el que se encontraba totalmente corrompido por el pecado.
Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho. Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche (Gen 8.20).
Ya desde el tiempo de Noé, una vez terminado el diluvio, Dios estableció, con Su Palabra, un pacto de bendición donde da por entendido que, al final, para cumplir Su Palabra, tendrá que resolver el problema del corazón del hombre.
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente. Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti (Sal 51.10-13).
El rey David cometió sendos pecados de adulterio y asesinato; arrepentido volvió sus ojos y corazón hacia Dios comprendiendo que el problema estaba dentro de él y, por lo tanto, necesitaba que Dios lo cambiara totalmente dándole un nuevo corazón, regenerando su espíritu y, además, con la Presencia del Espíritu Santo. Porque, sólo entonces, dijo, enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti.
Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios...   Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es...   Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? (Jn 3.3, 5-6, 9-10).
Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto  en mi sangre;  haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí (1 Co 11.25).
Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre,  la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días (Hch 1.4-5).
Estos versos de la Palabra de Dios tienen en común que hacen mención al Plan de Redención, el Plan de Amor que Dios ejecutó para darte la victoria sobre el pecado y tu corazón corrompido.
He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto  con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón;  y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado (Jer 31.31-34).
Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra (Ez 36.25-27).
Este es el Plan de Amor al que Dios llama en Su Palabra el Nuevo Pacto. Mediante este Nuevo Pacto, Dios te asegura, por medio de Jesucristo, una vida totalmente nueva pues, por lo que Él hizo en la cruz, al recibirle como Señor y Salvador, te sucedieron cuatro cosas: fuiste justificado, perdonado, santificado y Naciste de Nuevo como Hija(o) de Dios.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo (2 Co 5.17-18a).
¡Gracias al Nuevo Pacto has Nacido de Nuevo y ahora eres llamada(o) Hija(o) de Dios!
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios;  por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).
Amado Padre celestial, hoy sólo puedo decirte gracias. Gracias, Señor Jesús, por lo que hiciste por mí en la cruz. Ahora entiendo el alcance de Tu muerte y resurrección como parte del Nuevo Pacto que me ha otorgado justificación, perdón, santidad y una Vida totalmente Nueva como Hija(o) del Rey. Lo creo, lo acepto, lo recibo y me determino, con Tu ayuda, amado Espíritu Santo, a vivir como tal en justicia y santidad de la verdad. No daré lugar en mi vida al temor, ni a la duda, ni a la enfermedad o pobreza, ni a ninguna otra cosa que sea parte de la maldición y de la vieja naturaleza, pues yo no soy más esa persona. Soy un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo no de simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es Tu Palabra, Señor. Soy más que vencedor(a), todo lo puedo, he Nacido de Nuevo y, contigo Jesús, ya he triunfado sobre el pecado. Así que, puedo con toda certeza tener una hermosísima relación Padre-Hija(o) contigo, Mi Dios. En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
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Junio   24                               Mar 7.1-23  /  2 Sam 17  /  Dan 11.1-19